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1.3.11

Iratxo sigue buscando

Iratxo descansaba sobre el plácido césped, observando las estrellas en la noche y pájaros de día, caminaba tranquilo por las veredas hacia el río, subía por los senderos hasta las cimas de los alrededores, unas veces solo y otras acompañado. El camino recorrido había tenido de todo, aún con ello, era transitable. Podía mantener el nivel de sus pulsaciones en los límites normales, estaba en el camino de reconducir su nueva vida, de continuar por la vereda clara.

En los momentos que algo le inquietaba sólo tenía que parar sobre cualquier piedra del camino y ponerse a recapacitar, estaba siendo capaz de mantener el control sobre su entorno. No planteaba ningún problema el poder cambiar de planes, el poder modificar su día a día.

Ayer las hojas de los árboles le cayeron encima, no contaba con ello aún era pronto para que llegará el otoño, no había sido capaz de asimilar el paso del verano y fué el momento en el que iratxo perdió en control de sus pulsaciones, no fué capaz de mantenerlas en sus niveles. Después de las hojas, se sorprendió al ver el río crecido, con más corriente que la semana anterior, parecía que la crecida del deshielo se había retrasado este año, entonces fué cuando se dió cuenta y comprendió que las épocas del año estaban atoradas, ya no tenía seguro que hubiese llegado en otoño, tal cual indicaban las hojas de los árboles, o que hubiese comenzado la primavera como mostraba la fuerte corriente del rio.

Decidió no alterarse y volvió a su roble, sentarse delante de la chimenea y dibujar las ideas que le llenaban la cabeza. Delante de su hoja de dibujo encontraba la tranquilidad necesaria para soltar la mente, descartar los errores cometidos, respirar profundo y olvidarse del mundo exterior.

Esta manaña al alba lo primero que le ha golpeado la cara ha sido un rayo de luz, el sol le indicó un nuevo egunon. A sus pies dormido todavía se encontraba el compañero sin ganas de madrugar. Iratxo se levanta y con los ojos todavía medio abiertos se dirige al puchero a por algo que le permita despertar del todo. Un nuevo día le ofrece la oportunidad de investigar nuevos caminos, encontrar nuevos escondites y recorrer sin prisa el bosque que tanto le protege.

Sale decidido, tomando la dirección contraria a la del día de ayer, camina por un sendero desconocido, todo le resulta novedoso un gran acantilado que surge del camino recorrido, altos muros al lado opuesto, con nervios ante lo desconocido continua por la vereda. Imagina lo que puede encontrar al final, piensa en la dirección que está siguiendo y el porqué de sus pasos, parece que la única conclusión que puede sacar es la misma que concluyo en los caminos anteriores: "Para saber lo que hay al final, sólo puedo caminar hasta allí".

De repente algo le sobresalta, le altera la calma que lleva en su camino, no tiene ni idea de qué ha sido lo que le alteró, pero el ambiente no le permite relajarse, algo en el aire le provoca tensión, decide mirar alrededor, recapacitar y respirar aire fresco, la tensión sigue en él. De todas maneras eso no hace que retroceda y vuelva a casa, con las pulsaciones por encima de lo normal continua caminando esperando ver la luz al final del camino.

To be continued.... (next: Iratxo controla sus pulsaciones)

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