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9.10.12

¿Cómo empezar? Con una sonrisa

Entre todas las que estáis dentro, las que subís y las que bajáis, conseguís llenar este viaje de colores, de alegría y de ganas de seguir avanzando.

Este mar inmenso, aunque a veces oscuro, embravecido y sin luz, se llena de grandes islas en las que reposar, recargar energías e ilusión. Todas y cada una de estas islas completan mi viaje en barco, en unas relleno la bodega de bebida, en otras de comida, de abrigo, de minerales preciosos y de compañía. Pero el barco nunca podría navegar con una sola persona, para poder hacerlo navegar se necesitan gente:
 
Tripulantes que estaban en el barco antes de que me diese cuenta, que llegaron incluso antes que yo, que comenzaron a barnizar el casco y a llenarlo de rincones protegidos para que cualquier golpe recibido fuese bien encajado, gracias Fran por acicalar el barco para mí, me has enseñado tanto y no dejas de estar en la sombra para que esto pueda navegar. Un grumetillo que subió al poquito, con su cabeza pelona y desde la tranquilidad le da al barco la consistencia necesaria para saber que vaya donde vaya, siempre habrá un puerto al que regresar, enorme Dani.

Un grupo de navegantes que hicieron del barco todo humor y buen rollo, apostado en el escalón del banco, una panda con la que los primeros viajes de este barco fueron todo aventura y descubrimiento, un grupo de personas que siempre están ahí si el barco necesita reparaciones, Trujo, Fly, Miguel, Negri, Paloma, Teo, Chusa sin vosotras el barco no hubiese cogido forma y nunca hubiese navegado tan lejos.


Piratas como David que se subieron al barco, hace ya muchísimos años, en los que me ha permitido compartir todo tipo de experiencias y me ha demostrado que la vida es cuestión de actitud, Debajo del pañuelo de lunares Alicia, que aunque leve su recorrido en este viaje no ceja en su empeño de ofrecer siempre una sonrisa. El oficial de puente, Iván, siempre pendiente de todas la necesidades y atento a prestar ayuda en cualquier momento, sin pedir nada a cambio, sin esperar nada más que satisfacción personal por el simple hecho de hacerlo, buscando como recompensa la satisfacción de ver en que el viaje va bien.


En la cubierta del barco, esa parte que siempre ha de estar preparada, lista e impoluta para posibles eventos inesperados, los grumetes como Edson acicalan con las mejores galas nuestra "casa", le pone colores, ilusión y alegría, reconforta cualquier momento del viaje con su apoyo, Rafa, que sin ninguna mala cara, prepara laboriosamente las velas para poder atrapar todo el viento posible que nos ayude a avanzar por estos mares, Fermín, subido al palo mayor, busca el próximo lugar donde poder bajarse a caminar, para que disfrutemos de más caminos, más carreras y más vegetación, Santxo capaz de proteger la sombra de cada una de las navegantes, preparado para cualquier contratiempo y apostado en la cocina del barco, vigilado de cerca por Isa, esa voz que situa el barco en una ruta más ética y responsable, llenando el mismo de una fuerza increíble, con las mismísimas coletas de Pippi Långstrump. Rondando la cocina y oteando lo que pudiese ocurrir, Sonia aporta olores recogidos de las mejores cocinas del mundo, nos permite disfrutar de otra manera de vivir, conectando de cerca con las bodegas, donde podemos encontrar a Max, el personaje que es capaz de controlar la cantidad de bebida que nos queda, siempre pendiente de no quedarnos sedientas y aprovechando para deleitarnos con algo de música que desde la bodega nos hace llegar a todas, a su vera y siempre cerca, Rauli que hace años se subió en este barco y con el que hemos sido capaces de recorrer otras tierras, entre malabares, magia y cervecikas, Al lado de estos dos personajes, Minerva que controla el Patxaran que con gusto preparamos entre todas, regalando vasikos y buen rollo entre la tripulación.

Preparando los cañones, por si hiciesen falta en algún momento Esteffy, siempre preparada para plantarle cara a las insensateces, Virgi que, cual yogurina, es capaz de darle a este navío un toque de rebeldía mezclada con cariño. Evelyn, pendiente del armamento y de las mascotas, no ceja en su empeño de cuidar a las personas de convivimos, ofreciendo abrazos en esos momentos en los que uno está a punto de caer, reconfortando cada mal paso y aguantando estoicamente los vaivénes del mar, mostrando la fuerza necesaria para el viaje. Silvia, otra tripulante veterana, que se subió al barco antes de que partiera de puerto, desde entonces no ha dejado que el barco naufrague, ha sabido tapar los agujeros que las rocas hacían en él. En el trinquete, Chily, otra tripulante que hace años que comparte el viaje, observa como pasan las olas y la fuerza con la que manejan al barco, pendiente de que no zozobre.
 
Pendientes de mantener las velas en su mejor estado y buscando siempre los mejores vientos que empujen este barco, los aitas, que están para todo, sin condiciones, sin reparos y sobretodo convencidos de que sus puntadas han sido las mejores para estas velas y que sus hilos han cosido muy bien.

En el castillo de Popa nos encontramos varios personajes que tratan de darle sentido al viaje, de orientarnos y tratar de que no perdamos el norte. En la bitácora, Marina controlando las cabezadas del barco y vigilando la brújula, pirata que desde que subió al barco ha llenado el mismo de un color verde que más que un barco, esto parece verdea handi mendia, Gora begira ez dago mugarik!. La contramaestre Mónika, el alma gemela que consigue que cada mañana, merezca la pena navegar, adentrarse en nuevas aventuras, sabiendo que por muy grandes que sean las olas, no bajará del castillo, que permanecerá con su aura morada protegiéndo cada paso, cada sonrisa y cada lágrima de este viaje. Bizitza bizitzeko ta ametzak betetzeko. Los maestres, Sara incondicional en el viaje, punto de apoyo de cualquier decisión, todo amor y José Angel que con el timón en sus manos hace que este barco navegue por cualquier mar, con viento a favor y en contra, con olas suaves y mar picado, en días de sol y tormentas. Non gogoa han zangoa.

Toda esta tripulación aderezada por piratas que suben y bajan, otras que vuelven a subir, hacen que el Galeón consiga mantenerse a flote, avance y descubra nuevos lugares, sois tantos los que formáis parte de este viaje que siento no nombraros a todas, pero Carol con su complicidad, los cuentos, las vacaciones, Sergi y el disfrute de los conciertos, mis compañeras de Vertice de las que tanto aprendí, Arturo y los cafés de la mañana, Eva y todo lo sufrido juntas en el curro, Juampy un primo que siempre está, Rash expresando con mucho arte todo lo que llevo dentro y no se decir,.... tantos y tantas!


Tenemos que aprender a navegar con vientos fuertes.
Aristóteles Onassis